martes, enero 03, 2006

Iniciando el 2006 con el pie izquierdo

El 2005 fue uno de mis mejores años, mi titulación, mi trabajo, mis amigos en España y mis amigos en México, y como no, mis amigos en la red, todas esas bendiciones de las cuales la mayoría tiene noticia de ellas por este medio, pero no quiero hablar de lo que ha pasado que me entra la nostalgia, sino de la primera putada del año: la maldita ley antitabaco que se puso en vigor a partir del primero... ¿Qué qué? Pues sí, que ya no se puede fumar en muchísimos bares, ni restaurantes ¡ni en el trabajo! ¡Vaya forma de empezar el año!

Estamos a 3 y ya es un tormento, los que procuramos un placer especial por la nicotina y el alquitrán, por el humo caliente que exhala de nuestros labios nos estamos convirtiendo en personas indeseadas y peor aún, castigadas por ley.

Afortunadamente trabajo pocas horas y en mi puesto de trabajo jamás se ha podido fumar, además con la ventaja de tener mi casa a tiro de piedra del trabajo y aún así me encuentro desesperada imagínense mi jefa o mi jefe que pueden pasar horas en el despacho resolviendo papeleos, programando cartelera y demás cosas que se puedan hacer en un despacho sin poder fumar ni una sola calada de tabaco ¡es injusto! Vamos, que estoy de acuerdo con que los no fumadores tiene derecho a un "espacio sin humos" (vaya forma de nombrarlo...) pero, ¿y nuestro derecho a un vaso catártico, a un taquito de cáncer, ¿no lo merecemos?.

El tabaco desde hace siglos es un pretexto para la convivencia, para el despeje de los problemas cotidianos, es más barato que el psicoanalista y mucho más sano que el alcohol, pero si de salud se trata, ¿porqué no entonces legalizan la marihuana? Vamos, que es más sana que el tabaco, ¿no? Y de paso estaríamos todos colocados y de risas todo el día, pero no, ni una ni la otra, y de pronto, gracias a esta ley te encuentras tirado en el sofá frente al televisor, con tu taza de chocolate caliente y tu amado cigarrito añorando poder estar en ese pub pequeñito al que te encanta ir, con música que se sale de buena y tu cervecita en la mano y, claro esta, tu Marlboro en la mano al cual han declarado "espacio sin humos" y uno se queda como tonta pensando: ¡Me lleva la chingada!