jueves, junio 07, 2007

Y sigue la mata dando...

... y yo me muero por decirte que te quiero... No me pude resistir, la melodía de la canción me venía a la cabeza, ¡qué recuerdos universitarios!...

Hablando de cosas más serias, y no es que beberse una caguama -o litrona- en los locales quesadilleros de detrás de la UAM-A no fuese serio, por lo menos entonces lo era, pero no me refería a eso, aunque el hilo conductor siga siendo mi Caribe.

Ayer les comentaba que quería volver a aprender a conducir, que las políticas que se están tomando para resolver problemas básicos como la vivienda, la salud, el alimento y por supuesto, las migraciones, no me parecen las más adecuadas, que se ha perdido el mapa, culparé de ello a los cartógrafos portugueses del medievo, al fin y al cabo la culpa de todo la tienen las deudas históricas o el no aceptar que debemos avanzar sobre las históricas rencillas... Pero entre si recurren a los mapas antiguos o se compran lo último en tecnología para encontrar el camino las cosas se están desmadrando. Hoy al abrir el periódiquito gratuito al azar -hay que ver con lupa las noticias publicadas por estos medios- me encontré con una nota y una fotografía preocupante: la policía "cacheaba" y desnudaba ¡por completo! A un supuesto camello senegalés en el polémico barrio de Lavapiés.

Siendo sincera, no creo que a los polis les interesara comprobar el mito aquel de que los negros están mejor dotados, y seguramente estaban convencidos de que aquella persona en verdad era un traficante de chocolate (la versión comprimida y concentrada de la mariguana), pero ¿por qué estaban convencidos de ello? ¿Por qué la brutalidad, el poco ortodoxo trato? Me atrevo a creer que el hecho de ser negro, de vivir en un barrio cuya mayor población son emigrantes y que éste es una de las zonas de trapicheo más fuertes de Madrid los induciera a llegar a esa conclusión, lo preocupante es que ésas sean las razones por las que un hombre común y corriente, que se pasea por un barrio x de la ciudad sea acorralado por dos policías y sea víctima de malos tratos. La escena fue videograbada por un obrero con su móvil quien corrió a refugiarse a un restaurante cuyos dueños son senegaleses, cuando entraron los policías para pedirle las imágenes y al negarse éste los agentes profirieron insultos racistas a los dueños del local...

Definitivamente las cosas se están saliendo - si es que alguna vez han estado- de sus rieles. Ahora mismo sólo puedo exclamar una frase que constantemente decía mi mamá, creo que robada de los labios de Mafalda, si la hija bidimencional de Quino con la que un compañero forista me comparó: Paren el Mundo que me quiero bajar.

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