sábado, noviembre 19, 2005

un monitor y un teclado

Lo prometido es deuda, y si bien no tengo mucho que contar, es un desperdicio tener un espacio para expresarse y no utilizarlo.

Tal vez mi hermano por falta de tiempo y yo por falta de recursos no hemos podido, cada uno en su lado del charco, escribir...

Hace mucho que no reflexiono mientras tecleo, hace mucho que no reflexiono de ninguna manera, a decir verdad, pero uno no puede quedarse con la boca cerrada por mucho tiempo sin que la gente se empiece a preocupar por tu ausencia, y es lógico, si yo no supiera que a la mayoría los tengo con la facilidad del teléfono o del e-mail y tuviera que escribirles cartas lentísimas que se pueden perder en su trayecto para tener noticias de ustedes tal vez la desesperación de no tener noticias suyas me orillaría a eso, pero la maldición de la era de la comunicación es, precisamente, la incomunicación... Y ahí estamos, apenas sabiendo cosas de unos y otros, más por oídas que por conversación.

Para no hacerles el cuento largo: mi vida es aburrida. No hay grandes acontecimientos, catástrofes enormes, historias largas de noches eternas, bueno, noches largas si que hay, pero en la habitación de al lado, separada de mi computadora, de mi herramienta de comunicación...

Hoy, por ejemplo, son ya las dos de la tarde, me desperté temprano para mandarle un archivo a mi hermana, me descargué unos libros y en una hora tengo que estar lista para trabajar, mi vida es un ir y venir entre el trabajo (que por su cotidianidad se torna cada día más aburrido) y la pereza de levantarme temprano, y así, mientras la vida se me va aburrida, mi cerebro se licúa, se convierte en masa viscosa sin utilidad. Estoy cayendo en la rutina (¡que asco!).

No es que la computadora sea mi norte, que al perderla se me pierda la vida, pero la verdad es que ya extrañaba poder acariciar sus teclas con mis dedos y decirles a todos que aquí estoy, aburrida pero bien, esperando poder juntar el dinero suficiente para irlos a ver ya que ninguno quiere venirme a ver por acá (ya salió el reproche, jajajaj!).

Me despido y trataré de escribirles algo más interesante, quien sabe, tal vez esta noche mi vida dé un giro de 180º, uno nunca sabe lo que el destino nos pueda deparar...

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