Un desahogo

Por la mañana tenía muchas cosas que deicr, uno siempre está más despejado por las mañanas, quería hablarles de la cumbre del G8 o de películas o de tantas cosas más, pero hoy me he llevado un susto tremendo y sigo temblando: perdí varios archivos con la contabilidad de la empresa en la que trabajo, cuando me disponía a abrir dichos archivos con mi jefe para terminar de facturar: ¡oh sorpresa! no estaban, ni rastro en ninguna parte, sobra decir que mis jefes estaban fúricos, sacaban chispas por los ojos y esto era un desastre.

Ya ha pasado, mi papá me ayudó a resolverlo y todo está mejor, pero he tenido uno de mis peores días laborables, definitivamente odio ser secretaria, no veo el día en que llegue mi tarjeta y encuentre un trabajo de lo mío, pero a pesar de ello tendré que seguir conviviendo con los pequeños diablillos elctronicos: las malditas computadoras.